El coche que no gusta a Jeremy Clarkson

Alma de Freetrack con auténtico corazón de León. Seat vuelve al campo desde donde cubrir no sólo las ofensivas turismo y SUV con un único modelo, sino también transformar al X-Perience en el Seat más refinado de todos los tiempos.

Un 95 por ciento del León X-Perience es un ST 4Drive; el otro 5 por ciento restante es lo que lo convierte en el Seat más polifacético… incluso para quienes no van a pisar el campo en su vida. La transformación no es sólo atrezzo exterior, hay cambios en la suspensión (muelles 15 mm más largos), ruedas (mayor perfil) y amortiguación (nuevos ajustes) para convertirlo en un verdadero correcaminos. Alma de Freetrack, pero la nueva denominación te lleva a leer entre líneas porque, en realidad, X-Perience supone no sólo poder superar ciertas cotas de altura dentro o fuera del asfalto, sino también llegar a la cima dentro de la propia marca. Evolución en sentido práctico, claramente con más posibilidades que cualquier otro León, pero también en el tratamiento del producto; más refinado no lo hay en Seat.

Si lo quieres todo tienes que llegar hasta aquí, como la versión que hoy probamos, con una de las combinaciones mecánicas más exóticas de cuantas tiene la marca: motor 2.0 TDi de 184 CV, cambio DSG y tracción total, potencia que en sobre carrocería ST a secas sólo puedes combinar con acabado FR y tracción delantera. De cara a las primeras cuentas, un más que equilibrado 2.0 TDi/150 nos permite ver el coste de la “transformación” de familiar a pseudosuv”, apenas 380 euros que el X-Perience traduce íntegramente en ventajas.

Está claro que el X-Perience no es el coche para ir a la jungla, pero sí un devorador de pistas o caminos por donde puedes rodar rapidísimo sin tener esa sensación de estar torturando chasis, suspensiones y ajustes interiores gracias a una capacidad de absorción y filtrado que ya quisieran para sí la gran mayoría de SUV. Impecable trabajo de suspensiones de muelle metálico y ajustes fijos que, opcionalmente, podrían ser de ajuste variable, previo pago de la opción, aunque la verdad es que no lo veo en absoluto necesario dada la puesta a punto lograda y el compromiso entre efectividad y confortrepartiéndose méritos a partes iguales. Es, sin lugar a dudas, su mayor cualidad, la misma que, ya fuera de pista, convierte al X-Perience en el León más cómodo que puedas conducir en estos momentos.

Si los casi tres centímetros adicionales que le separan del suelo son un mundo fuera del asfalto para poder circular con ciertas garantías, en él no significan prácticamente nada, porque el comportamiento dinámico sigue siendo de referencia aunque inicialmente haya algo más de balanceo lateral en el apoyo, que no hundimiento o ralentizados movimientos de carrocería. Ágil, reactivo, muy preciso en su guiado, el X-Perience sigue siendo fiel representante de esa orientación deportiva y dinámica que esconde todo León que se precie. Y si así lo demuestra entre curvas, también lo deja claro frenando: aún con mayor recorrido de amortiguación, sus marcas son mejores que las de cualquier otro León ST que haya pasado por nuestro Centro Técnico, incluyendo al FR de tracción delantera con el que comparte un equipo de discos que en el X-Perience están a cargo de 120 kilos más de peso.

Corazón de FR

Suspensión y ruedas al margen, técnicamente, la otra diferencia mecánica es que todas las versiones X-Perience van algo más largas de desarrollo que los ST equivalentes. Poca cosa en realidad, apenas 2 km/h sobre la sexta del cambio DSG que para la versión TDi/184 dejan una transmisión no ya neutra, sino que en la práctica sigue pareciendo corta por lo que empuje el motor desde bajo régimen. No es de extrañar, por tanto, lo que anda en cantidad y calidad este León X-Perience, capaz de cubrir el kilómetros con salida parada en la misma décima que, por ejemplo, un A3 Sportback con idéntico motor, cambio y sistema de tracción. Así que a todos los efectos, tienes en tus manos la deportividad y repuesta mecánica de un verdadero León FR, con una pegada demoledora fruto también de la rapidez y buen trabajo del DSG de embragues “húmedos” y un motor que, desde 1.000 rpm, es todo fuerza y elasticidad. No será el mejor turbodiesel estirando arriba, pero con lo que te ofrecer en apenas tres mil revoluciones sobra y basta para, además de una gran capacidad de aceleración, añada otra variable más en bienestar general del X-Perience: más muestras de refinamiento que traspasan el propio funcionamiento mecánico: su también baja sonoridad o los impecables acabados que contribuyen a esa sensación de rotundidad.

Único en su especie… De momento, hasta que llegue el Golf Alltrack que amplia la equipación off-road del X-Perience con control de bajada en cuesta. Tienes, por tanto, que poner el ojo en los auténticos SUV de carrocería sobreelevada donde muchos no te ofrecen un motor tan potente o en los que, a igualdad de precio, o bien tienes que conformarte con motorizaciones mucho más modestas, o en su defecto, renunciar a la tracción total. Y entre otros formatos equivalente, la oferta sólo contempla carrocerías de mayor tamaño, desde un más especializado Subaru Forster hasta un Opel Insignia Cross Country, pasando por el que, probablemente, sea el rival más duro para el X-Perience, el Skoda Scout: misma base mecánica sobre una carrocería de inmensa capacidad de carga, pero también quince centímetros mayor que un más manejable León ST en el que la versión X-Perience no sacrifica un sólo centímetro de vida a bordo.

En pocas palabras

Aceleración. Refinadísima e ininterrumpida aceleración gracias al DSG, donde el X-Perience demuestra lo que verdaderamente esconde: el alma de un FR TDi.

Cambio. Sus 58 km/h en sexta, a régimen de potencia máxima (desde 3.500 rpm) proporcionan un desarrollo teórico corto, o al menos, prácticamente neutro. Así anda este León

Frenada. De todos los León ST con motor 2.0 TDi (150/184 CV) que hemos probado (siempre con 225 mm de sección de rueda), el X-Perience ha sido el que mejores distancias ha logrado.

Consumos.150 kg más que un ST sin tracción total se cobran un pellizco en el consumo medio: gasta entre 0,3 y 0,5 l/100 km más que un TDi/150 DSG o un TDi FR de 184 CV, ambos ST.

Adelantamiento. Mucha y buena potencia y par junto a un también gran cambio automático sólo pueden lograr una combinación ganadora: este León es rapidísimo y muy seguro para, por ejemplo, incorporarse a una autovía.

Habitabilidad. En su evolución a X-Perience no se pierde un centímetro útil ni en habitabilidad interior ni en capacidad de maletero. Sólo en anchura es algo justo. El peso, dentro de unos más límites razonables.

Sonoridad. Muy alta calidad de producto que también queda reflejada en este aspecto: valores muy buenos y sin penalizaciones que impidan mantener una conversación con absoluta normalidad.