CITROEN C-Elysée
Animado por el motor de gasolina más básico, el sedán medio galo cumple con las necesidades de cualquier conductor medio que busque un coche resultón, amplio y sin complejos.
Un vehículo que lleva impreso el sello de calidad español, ya que no hay que olvidar que se produce en la factoría de Vigo, de donde ya han salido más de 140.000 unidades para todo el mundo, y que durante este ejercicio (a fecha de noviembre) ha conseguido llegar a superar las 7.000 matriculaciones, que se dice pronto.
Un éxito que logra, en primer lugar, por ofrecer una imagen mucho más atractiva que la de su predecesor. Los dibujantes franceses han sabido dar con la tecla para pasar de un diseño anodino y pobretón a otro más llamativo y pintón. Parte de culpa la tiene la nueva parrilla frontal que alberga unos chevrones mucho más prominentes y cromados que se meten de lleno en unos faros rectangulares. Justo por debajo, aparece la nueva tira LED de conducción diurna, enmarcada a su vez por una tira cromada. Decir que la unidad que ilustra estas líneas correspondía con el acabado más alto de la gama, el Shine, por lo que es normal que los detalles brillantes hagan acto de aparición.
Es táctil, tiene 7 pulgadas e integra el nuevo sistema multimedia de la marca, con Bluetooth, sincronización móvil mediante Apple Car Play o Android Auto, o navegación 3D Citroën Connected Nav desarrollado en colaboración con TomTom. Pese a este cambio, el C-Elysée aún sigue guardando ‘sinsentidos’ como los comandos de los elevalunas situados en el túnel central, delante de la palanca.