MERCEDES-BENZ Clase G
Dicen que el Mercedes-Benz Clase G es uno de esos coches que hay que conducir una vez en la vida, y qué razón tienen. Es un vehículo icónico que, aunque pasen los años, sigue conservando ese atractivo y aplomo únicos.
Como sabrás, el Clase G ya tiene unos cuantos años a sus espaldas. En 2013 cumplió nada menos que 40 años de vida como uno de los 4×4 más salvajes y espartanos que se conservan hoy a la venta en el mercado. Aunque estéticamente pueda parecer algo envejecido incluso en su versión 2018, sigue siendo un coche increíblemente práctico y capaz, que ha sufrido hasta 14 restyling desde su nacimiento en 1979. En julio de este mismo año, Mercedes cumplía otro importante hito fabricando la unidad 300.000 del Clase G en una de sus factorías situada en Austria.
Su diseño exterior de ‘caja de zapatos’ parece firme y sólido desde un primer vistazo, con una gran cantidad de formas rectas que han cambiado muy poco desde que se construyera su primera maqueta a escala 1:1 en 1973. Con el paso de los años ha reducido su imagen más tosca y ruda para apostar por una imagen más lujosa, pero siempre conservando sus aptitudes fuera del asfalto.
Su parrilla frontal ha evolucionado notablemente con el paso de los años, al tiempo que sus parachoques han recibido formas más estéticas. Gracias al juego de llantas de aleación y las luces de LED diurnas consigue un apariencia más actual y cercana a la de sus hermanos, pero por lo demás sigue siendo único en su especie. Tampoco pasan desapercibidos los intermitentes sobre el capó, una de sus señas de identidad.
En su interior, las calidades y acabados están al nivel del resto de modelos de la gama Mercedes-Benz de anterior generación, pero con numerosos detalles y una configuración tan singular de los elementos. No nos engañemos, es bastante espartano en términos generales y los crujidos están presentes al circular por tramos irregulares, pero es que, en un Clase G, es parte de su encanto rudimentario.
El volante goza de grandes dimensiones y un diseño de cuatro radios, mientras que el panel de instrumentación cuenta con una pantalla a color que nos recibe nada más entrar al habitáculo. Pero lo que más te llama la atención es el puesto de conducción, situado a tal altura que parecerá que estamos conduciendo un camión. Los asientos son regulables eléctricamente y ofrecen multitud de ajustes.