SEAT León
Seat ha aprovechado algunas de las soluciones presentadas en el lanzamiento del Seat Ateca para mejorar uno de sus pilares: el Seat León. Tras un leve lavado de cara llevado a cabo hace pocas semanas, el compacto español incorpora, entre otros, los faros LED del Ateca (de mejor calidad, con más luz y el gadget de la luz diurna que cambia a amarillo como indicador de dirección), su sistema de carga del smartphone por inducción, la nueva consola central con freno de estacionamiento de mando eléctrico
El resultado es bueno y el Seat León 1.6 TDi de 115 CV con cambio DSG de 7 marchas probado convence. Sus prestaciones son correctas, la caja de cambios ha mejorado mucho en un apartado crítico como es el de la suavidad de manejo en maniobras a poca velocidad y la mayoría de sus pequeños defectos se han pulido -ventajas de no ser un “novato”-. Respecto a sus rivales, el Seat León ofrece una buena calidad constructiva, una mecánica probada y fiable y una conducción que resulta muy agradable y fácil para la mayoría. Donde más se nota el paso de los años en el Seat Leon es en su estética, sobre todo respecto a los modelos más recientes (como los citados anteriormente). No es el mejor en ningún apartado, pero su nota media es alta y no tiene grandes defectos, por lo que al final nos encontramos con un producto que resulta muy recomendable.
Se ha mejorado el aspecto general y la insonorización de todo el habitáculo, pero las diferencias más reseñables están en que en la consola central hay dos pulsadores donde antes estaba la palanca para el freno de estacionamiento (que ahora es de accionamiento eléctrico), que la pantalla del sistema multimedia es algo más grande, que le han quitado los pulsadores de acceso directo a los menús de la radio, navegador, teléfono, configuración…, y que tenemos un puerto de carga inalámbrico mediante inducción en el hueco por delante de la palanca del selector del cambio.